sábado, 1 de agosto de 2009

caminando no hace frio...


Soy el animal de las sensaciones, vengo del inefable centro que nos inventamos contra el frío; puedo reventar de nacimientos y muertes en el mismo instante; si, ese instante que muerdo como un perro de caza, un caimán del infierno, así es; los descalabro y los rasgo con mis fauces de absoluto; busco entre los instantes el bálsamo de las eras, la continuidad de los cuerpos, el último hálito del sonido. Cuando el calor abraza, aprieto fuerte el aire hasta ahogarlo, pero sigo respirando, lamiendo a la asfixia por los poros; reventamos, nos acabamos pronto para ser el mismo e ir tomados del brazo hacia el silencio. Mátame, porque vivo en todos tus cabellos, me he convertido en la herida del hombre y no sanaré hasta el caos; a eso he venido hermosa aurora, a contar sin mas explicaciones que la nada engullirá al todo para parirlo de nuevo, así como el mar engulle al sol para que nazca en la cordillera; de tal forma seremos engullidos en el torbellino invisible de lo eterno; llueven las estrellas en silencio y cada una de ellas lleva el pedazo de corazón que nos falta, yo lo presiento en las letras nunca vistas y en la sombra que las ideas proyectan en el viento; las máscaras están donde fue y no ha sido, es posible que estén en la cuneta o bajo los cielos caídos; déjame tenerte en medio de todo, en lo innombrable, en lo imposible, ya no sé que hay entre el cráneo y sus cavidades; puedo sentir la sonrisa etérea en el fruto nunca germinado, debemos ser el Atlas de la era y cortar nuestros brazos; el beso mas apasionado de la ácida lluvia de los días antes de enterrar a la violada Venus que llevamos en andas. ¿Ha llegado la hora en que las mujeres den a luz en el patíbulo?; seremos el polvo del tiempo, la mezclilla perdida de 8 a 6; el más recóndito olor de las escaleras metálicas y los fierros de micro. Cuando triunfe el ultimo orgasmo perdido en los cartones, sangraré en tus labios y ahogaremos la palabra en la vida para que las doradas costas den a luz al hombre que vendrá, ha llegado la hora de quemar al huinca y engullir los desiertos; volveremos a escuchar a los ríos y a las rocas conversar con el fuego y el viento, llegó la hora, chaucha, la pulenta, ahora; si no es pura labia compare uste’ ta’ vio; maricones culiaos le vamo’ a ponerle cualquier weno, si a las finales somo’ toos crespo’ ahajo, caallos culiaos yo le’ toy picando la guía no ma’ o vo crei que me toy pegándome en el cogote monigote chuchetumare no aha naa , puro weno o no? Cuanto nos duran? Si’gual de ahí peliamos la amista’ pero se tan pasándose la terrile tele cochino culiao perkin, hácela p’allá, ponete vio, caminando no hace frío.
ygor esteban ortiz mallea

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